miércoles, 30 de mayo de 2007

Las rumbitas ochenteras

8:00 pm

El punto de reunión casi siempre era esa tienda de la esquina, uno a uno, sin previo aviso iban llegando los amigos del alma, esos amigos que tal vez en un animado partido de micro fútbol callejero, no sintieron ningún remordimiento para empujarte de lleno, hacia el inclemente asfalto del medio día, semanas mas tarde, entendías la agresión al encontrarle una foto de tu novia, entre las páginas del libro de matemáticas... aún así, a los 18 años las amistades son a prueba de todo.

Las fiestas en los 80´s parecían tener su magia, no había plata suficiente para ir siempre a sitios públicos y cuando el 99% de tus amigas eran menores de edad, lo más conveniente siempre era convencer a alguna mamá de los peligros de la calle, para que prestara la casa para una rumbita.

La música era un tema bien complejo, si consideramos que a un casette de 60min sólo le cabían mas o menos unas 10 a 12 canciones, solo los mas eruditos en el tema musical mantenían intacta su colección, fiesta tras fiesta , con no menos de 30 o 40 unidades, era ese amigo que llegaba con sus caseteras en la mano y casi sin saludar, derecho al equipo de sonido, solo él era el único capaz de ubicarle un tema musical a una niña de la fiesta en menos de 1 minuto, obvio que contaba con su inseparable secretario "el wockman"; y para hacer todo aún mas perfecto, el estrober, producto de una ida a un almacén electrónico en el centro, para ello se hizo una colecta de la cual muchos a la fecha no hemos pagado la cuota...

Solo ron con coca cola y yo lo preparo, esa era la primera condición que salía implacable de la boca de la señora de la casa, pero claro, con la autorización solo era cuestión de hacer las llamadas adecuadas y bingo, tenias una casa con el carro del papá afuera, la mesa del comedor en el garaje, y estaba lista la pista pa azotar el baldosín....

Como a las 9 de la noche las reservas del ron con coca cola habían llegado a su fin, solo era cuestión de esperar que llegara ese amigo que era el único al que el papá le soltaba el carro, la primera vaca de la noche (siempre dejando lo del taxi en un bolsillito secreto de la billetera) y vamos para el estanco... De regreso la cosa era simple, solo se compraban medias de aguardiente para camuflarlas fácilmente, si preguntan fuimos por mas papas (ahora entiendo por que siempre sobraban papas fritas).

Para la 1am ya empezaban a llegar los padres en busca de sus hijitas, sin embargo no todo estaba acabado, siempre hay dos o tres que pidieron permiso para quedarse en casa de la anfitriona, eso daba como dos horitas mas de baile, tragos de aguardiente clandestinos, uno que otro chiste nuevo y sin duda vivir a plenitud la adolescencia...