sábado, 18 de febrero de 2012

Querido s amigo s ochenteros,

Hoy que en esta madrugada me asaltan los fantasmas indolentes de hace dos décadas y pedazo, han llegado a mi memoria todos y cada uno de ustedes… compañeros de historia… compañeros de ésa década fugaz llena de historias y de miles de amigos puestos a prueba sin la indolencia de la tecnología ni la fría lápida de la virtualidad.
En los 80´s:

- Se escribían cartas a mano en la última página del cuaderno y se doblaba estratégicamente para que el emisario no leyera el mensaje.
- No existían planes celulares, esto explica por qué el horario ideal para hablar con tu novia era después de las 11pm en la extensión que quedaba debajo de las escaleras de la casa.
- Sin celulares, internet y peru-bólica no habían más opciones que echar mano de los cines locales en donde sólo había una película en cartelera.
- Para los poco afortunados que no tenían chofer, las busetas eran la mejor opción… lo único malo era su ruta restringida hasta las 11pm..
Por último, creo firmemente en mis amigos ochenteros, en los de problemas reales y menos virtuales, esos que uno conocía en una fiesta y a pesar de tener que resignarse a aceptar que era el novio de la niña que siempre te gustó, siempre había una segunda oportunidad.
Para esos compañeros de historias, de diferencias y de ideales… gracias por enseñarme que todos los seres humanos somos únicos y el significado de la palabra lealtad…

PD: Si recuerda aalgo que nos ha hecho únicos compartalo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Papá gracias!


Si algo tengo claro en la vida es que pertenezco a ese selecto desafortunado grupo de seres humanos a los que la vida le pone los mometos felices con cronómetro en mano.

Como hace varios años entendí en mensaje, hoy he decidido desempolvar éste blog para dejar de contar historias adolecentes de los 80s y pararme en la línea de tiempo que inevitablemente me lleva como pasajrero.

Si tuviera que empezar a recorrer el tren de mi vida (hasta donde tengo conciencia) serían vagones llenos de alegría, de enseñanzas de mucho amor de familia.

Tendría que empezar por hablar del sabio timonel que a punta de lecciones y dichos populares labró gran parte de mis principios.

Muchas de las personas más cercanas a mi ya tendrán en su mente la imagen de un viejo sabio, de figura un tanto pesada y un tono de voz casi militar, ese hombre es mi padre.

Sería absurdo tratar de resumir en un sólo post años llenos de verdaderas lecciones de vida y lo mejor... haber aprendido que la vida es el espacio de tiempo que Dios ha destinado para que cumplamos una misión en la tierra que conocemos... si lo hacemos bien, está garantizado el pasaportee al foforro celestial.

Hoy, gracias a Dios tengo un hijo de 13 años, ya se .... el pensamiento que acaba de llegar a sus mnentes.... un adolecente en pleno siglo XXI, nada fácil pero ese no será el tama de éste post.

La cuestión es simple... ¿porqué justo cuando tenemos a nuestro padre cerca nos senitmos sabios?

Déjenme decirles una cosa... hoy después de casi 14 años de la muerte de mi padre e intentar permear todo ese sabio legado de consejos y lecciones de vida a mi hijo creo que ha valido la pena cada segundo.

Creo que he dado todo éste rodeo para concluir finalmente que hoy... mi viejo... de verdadque me haces falta... pero te agradezco de todo corazón tus sabios cosejos, tus justos castigos, tu entrega total, tu disposición incondicional y el haberme enseñado que la verdad está por encima de toodo.

Espero en adelante poder tener el tiempo para compatirles todas las lecciones de vida que tuve la fortuna de vivir...

Mi viejo, un abrazo dode quiera que estés.

jueves, 30 de agosto de 2007

Era pura calidad.... o no?..hermano Gorgojo?

En los recobecos "Yutbeños" me encontré estas perlas ochenteras... espero que las disfruten tanto como yo.. Que épocas...

Eran bolitas de colores.... dulces sus sabores....

Cuantas pesadillas con Carietón...

Qué sale en la tapa?

sábado, 23 de junio de 2007

El Cerrajero, El Bueno y La víctiama

Cuando se tiene acceso a lugares restringidos del plantel educativo donde, por física necesidad, pasas la mayor parte de tu inquieta vida de adolescente, se tiene inevitablemente fama y poder. Recuerdo uno de esos lugares reservado para muy pocos, en mi cabeza todavía lo recuerdo como un lugar , en el último rincón del colegio, apartado del insoportable ruido producido por cientos de estudiantes y profesores, gente corriendo por los patios y gritos de ánimo en algún partido de fútbol. Su aroma a madera seca, calidez y perfecto orden, sumado a las colchonetas ubicadas en una especie de mezanine, lo convertían en el mejor lugar del mundo cuando de evadirse de clase se trataba, me estoy refiriendo al sitio que se había asignado a nuestras valerosas y siempre listas tropas de los Scout. El único limitante sin duda era la puerta de acceso, fabricada en sólidos perfiles de hierro y dotada con una de ésas chapas que para abrirlas, no son menos de ocho vueltas completas a la llave, cuya única copia permanecía en el bolsillo del jefe de la tropa. Pero casi siempre la suerte ha estado de parte de un amigo, que entre sus tesoros, poseía quizás la colección mas afortunada de llaves de todos tipos, recuerdo esa mañana en que en un recreo al primer ensayo la puerta se abrió mágicamente y con alegría empezamos a planear lo que en el futuro para nosotros sería la guarida perfecta para escapar de esas torturantes clases de filosofía los Jueves a la última hora. Todo listo, walkman, mecato y a foquiar se dijo... La puerta abrió tal como la primera vez, sigilosamente irrumpimos y no fue problema encontrar el sitio perfecto, un poco de música, papitas fritas y gaseosita... Que mas se le puede pedir a la vida cuando has dejado a casi tos tus compañeros del salón, inmersos en interminables teorías Platónicas y tu estas en lo mas parecido al vientre materno... Son cuarenta minutos... pensamos, hay que estar pendientes, al sonar la campana, salimos para los buses y aquí no ha pasado nada... En efecto la campana cumplió su cometido, al sacarnos del coma en que estábamos al cabo de un rato, sin pensarlo, morral al hombro y a correr hacia los buses... ¿Que pasa? le preguntaba a mi amigo, ya con un toque de pánico... La famosa llave por alguna razón, desde el interior, no servia para absolutamente nada, después de mucho forcejear, resignados vimos a través de las rejas los buses pasar uno a uno, sólo dos horas después un vigilante del colegio estaba llamando al único poseedor de la llave para sacarnos del atolladero...