sábado, 23 de junio de 2007

El Cerrajero, El Bueno y La víctiama

Cuando se tiene acceso a lugares restringidos del plantel educativo donde, por física necesidad, pasas la mayor parte de tu inquieta vida de adolescente, se tiene inevitablemente fama y poder. Recuerdo uno de esos lugares reservado para muy pocos, en mi cabeza todavía lo recuerdo como un lugar , en el último rincón del colegio, apartado del insoportable ruido producido por cientos de estudiantes y profesores, gente corriendo por los patios y gritos de ánimo en algún partido de fútbol. Su aroma a madera seca, calidez y perfecto orden, sumado a las colchonetas ubicadas en una especie de mezanine, lo convertían en el mejor lugar del mundo cuando de evadirse de clase se trataba, me estoy refiriendo al sitio que se había asignado a nuestras valerosas y siempre listas tropas de los Scout. El único limitante sin duda era la puerta de acceso, fabricada en sólidos perfiles de hierro y dotada con una de ésas chapas que para abrirlas, no son menos de ocho vueltas completas a la llave, cuya única copia permanecía en el bolsillo del jefe de la tropa. Pero casi siempre la suerte ha estado de parte de un amigo, que entre sus tesoros, poseía quizás la colección mas afortunada de llaves de todos tipos, recuerdo esa mañana en que en un recreo al primer ensayo la puerta se abrió mágicamente y con alegría empezamos a planear lo que en el futuro para nosotros sería la guarida perfecta para escapar de esas torturantes clases de filosofía los Jueves a la última hora. Todo listo, walkman, mecato y a foquiar se dijo... La puerta abrió tal como la primera vez, sigilosamente irrumpimos y no fue problema encontrar el sitio perfecto, un poco de música, papitas fritas y gaseosita... Que mas se le puede pedir a la vida cuando has dejado a casi tos tus compañeros del salón, inmersos en interminables teorías Platónicas y tu estas en lo mas parecido al vientre materno... Son cuarenta minutos... pensamos, hay que estar pendientes, al sonar la campana, salimos para los buses y aquí no ha pasado nada... En efecto la campana cumplió su cometido, al sacarnos del coma en que estábamos al cabo de un rato, sin pensarlo, morral al hombro y a correr hacia los buses... ¿Que pasa? le preguntaba a mi amigo, ya con un toque de pánico... La famosa llave por alguna razón, desde el interior, no servia para absolutamente nada, después de mucho forcejear, resignados vimos a través de las rejas los buses pasar uno a uno, sólo dos horas después un vigilante del colegio estaba llamando al único poseedor de la llave para sacarnos del atolladero...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno...esto apenas comienz; desde este lado de la pantalla, ya veo venir otros dimes y diretes con "las llaves", "el niñito y el chiquitín", "el porqué del sapo","la novia de luichi", "todas las del gordo Aguirre", para sólo mencionar algunos de los tantos que tuvieron su génesis entre 8-3 y 11-2

Mercho dijo...

En efecto mi querido Doctor en Leyes, serán victimas condenadas a éste humilde blog, hasta que se me acaben las historias....

Anónimo dijo...

Tengo que agradecerle por mi parte a Luis E Miranda, como mi contacto a ese salon que digo salon palacio de siestas y capadero de clase que tan amablemente acondicionaron los scouts para nosotros los que contamos con la suerte de tener acceso a el.,ademas valga decir que era el mejor espacio para ver la vuelta espana y el tour de francia.

Mercho dijo...

Julito, me atropellan en este momento el recuerdo de las tardes en que cambié gracias a vuestra merced una insípida sobrebarriga por una suculenta bandeja paisa....